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domingo, 13 de julio de 2014

20:57

Transeúntes estadounidenses miran  con cautelosa curiosidad la obra  de Mark Jenkins,   algunos de ellos han llamado a la policía porque creen haber visto a una persona  apunto de lanzarse al vació ,otros contemplan atónitos a un hombre que parece tener la habilidad de caminar  por las paredes.



Mark Jenkins es un artista que ha decidido usar la calles de Washington D.C,   como un escenario en donde instalar sus obras. Maniquís en extrañas posturas y esculturas hechas con cinta adhesiva que aparentan ser  de cristal,  han obligado a las personas a quitar la mirada de su teléfonos móviles para contemplar lo que la ciudad ofrece a sus habitantes . 




Jenkins  comenzó a montar sus esculturas en 2004 junto con  Sandra Fernandez, una artista que experimentaba con diferentes materiales para crear Street Art. Plástico para  embalar,   fue la materia prima que utilizaron para darle vida a  animales que daban la impresión de estar esculpidos en hielo o cristal
Patos nadaban en los charcos que la lluvia había dejado y de los arboles  de un parque surgió un carrusel inesperado. 




La publicidad se ha apoderado de cada rincón en el espacio urbano, por lo que  Jenkins considera que es lamentable el hecho de que la creatividad se utilice como un recurso  para colocar productos en el mercado y no con fines culturales. "Las empresas no sólo se adueñan  de las calles sino del talento de los  artistas y ni siquiera les retribuyen de manera adecuada" , comenta Jenkins.  



La obra de Jenkins trata de alejar la atención de los espectaculares y atraer las miradas hacia  la reflexión .  El surrealismo de sus esculturas  puede resultar bizarro e incluso  incomodo para algunos transeúntes ;  para otros  parece  divertido y bromista.




Su obra ha dejado Estados Unidos para presentarse en exposiciones europeas, recientemente las calles de Vienna han sido testigo de individuos en posturas inverosímiles que logran de manera contundente robarle protagonismo a la publicidad que abarrota las calles. 



Parece que Jenkins ha obtenido con éxito la victoria ante la contaminación visual provocada en mayor parte  por el número  desmedido  de anuncios publicitarios,   con la ayuda de sus esculturas en contextos  inesperados .





















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